La Iglesia Católica de la Santísima Trinidad abre sus puertas y su corazón a todos los que desean adorar a Dios. Buscamos ser lo más honesto
posible y no rechazamos a ninguna persona que desea acercarse a Dios. El Señor nos bendiga y nos ayude a ser verdaderos hermanos en Cristo para así disfrutar un día la
alegría de la Iglesia en el Cielo.